
Tras la unión, la plantilla total del grupo se situó en algo
más de 6.000 trabajadores (3.500 de Vodafone y 2.500 de Ono). La reducción de
plantilla deseada será del 20%, 4.800
empleados.
El ERE empezaría en julio
y en dos fases.
La primera, que sería para después del verano. Los
trabajadores que así lo decidan se acojan voluntariamente a bajas incentivadas.
La segunda fase, para finales de año, dependería del volumen de bajas
voluntarias que se hubiera logrado en la primera y ya tendría un carácter de
despidos forzosos.
Ya en diciembre de 2014 el grupo preparaba un ERE para unos
mil empleados y estaba contando con la asesoría del bufete Uría Menéndez.
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